Abuelo, te llevo a casa
Viaje hacia el avispero del primer tercio del siglo XX desde Marruecos hasta Madrid. Nos lo cuenta una amiga y un abuelo desconocidos entre sí.
Este libro nace de la necesidad de entender los momentos históricos que puede atravesar una persona a lo largo de su vida y que condicionan su comportamiento y decisiones
El relato se compone de dos diálogos paralelos sin ningún punto de encuentro entre ellos. El primero lo llevan a cabo Casto y su nieta. Éste, fusilado al final de la guerra civil explica cómo fue la época en que vivió desde que recibió la llamada a filas para hacer el servicio militar obligatorio, hasta la guerra civil. Regresó de la guerra de Marruecos, vivió de la trashumancia en la provincia de Sepúlveda y de la labranza en Chozas de la Sierra, hoy Soto del Real, y finalmente, se comprometió con su pueblo a lo largo de la guerra civil. A pesar de ser una persona humilde, siempre mostró un gran interés por aprender, por informarse sobre su tiempo y los acontecimientos políticos y sociales. Vivió una época en la que algunos sindicatos y partidos políticos se preocupaban por formar a los trabajadores, de enseñarles, de facilitarles el acceso a la cultura, a la lectura de libros y periódicos, a conocer la Historia y los acontecimientos contemporáneos a ellos y también pasados.
El segundo diálogo lo realizan dos amigas; la primera de ellas habla de la posguerra al mismo tiempo que la segunda intenta esclarecer ciertos detalles de la vida de su abuelo, antiguo militar ya fallecido. Las dos amigas nos mostrarán personas anodinas cuyas vivencias resultan extraordinarias.
Una vida sencilla en una época convulsa
Presentación en Soto del Real
Casa de la Cultura
En recuerdo a Casto Martín Vírseda
Sede de CCOO. Madrid
Homenaje a Mariano Martín
Mariano realizó su entrada en el mundo y en la Historia casi por casualidad. Nació el 2 de febrero. día de la Candelaria y según la tradición debería haberse llamado Candelario. sin embargo, la muerte de su hermano mayor, aún muy niño, hizo que recibiera el mismo nombre que él, el nombre de su abuelo paterno: Mariano. A partir de ese momento, su vida se desarrolló a través de una contradicción permanente pues, aunque esporádicamente, por vocación o por imposición, se dedicara al culto mariano, su camino fue fuertemente marcado por el despierto y refulgente Candelario.